Cuando el maestro Félix de Azúa estudia a Baudelaire hace un análisis de su obra basándose en el concepto de la metrópolis.
Básicamente viene a decir que la nueva ciudad, el París de
mediados del siglo XIX, era una ingente masa de edificios y desigualdades
sociales que permitieron la creación de Las flores del mal y con ellas del Simbolismo.
Por otro lado, el profesor Santos Alonso analiza la literatura española de 1975 a 2001; en este análisis comprende que “la novela, puede ser contemplada hoy,
fundamentalmente, desde un punto de vista económico y concebida, en primer
lugar, como un producto industrial de consumo, al igual que las demás
actividades culturales: el cine, la música, la pintura, la danza, etc.”. Hasta tal punto ha llegado a ser
esto así, que dentro de las personas más ricas del mundo se encuentran varios
autores que han vendido millones de ejemplares (Stephen King, J. K. Rowling o Carlos Ruiz Zafón); autores que han logrado vivir de lo que escriben
(y vivir muy bien). No hace falta recordar, que en el mundo del arte, el que triunfa económicamente, suele acabar olvidado literariamente hablando.
Hasta tal punto ha llegado a ser así, que hay quien se ha
valido de esta idea para burlarse de este tipo de literatura (o mercado).
La comercialización ha llegado al
mundo del libro y la literatura ha huido. Lo repetiré para que las editoriales
se den por enteradas: la literatura ha huido de los libros. De hecho solo echar
un vistazo por las librerías o por la televisión (ahí tenemos a Lucía Etxebarría o a Fernando Sánchez Dragó) nos permite comprender que lo importante no es el contenido, lo importante es
que se venda. Cuando hablas con las distribuidoras de los libros, su afán no es
descubrir al nuevo Alejo Carpentier, al contrario, su afán es vender y por eso se pelean por las biografías de
los políticos o de los famosetes que destaquen en un momento determinado (literatura con fecha de caducidad). De la
lista de los libros más vendidos de 2012, destaca, única y exclusivamente, que
el sexo y el amor es lo único que vende. Mira que lo dijo repetidas veces
Miguel Delibes en Cinco horas con Mario:
Vamos a ver, tú piensa con la
cabeza, ¿quién iba a leer ese rollo de El Castillo de Arena donde
no hablas más que de filosofías? Tú mucho con que si la tesis y el impacto y
todas esas historias, pero ¿quieres decirme con qué se come eso? A la gente le
importan un comino las tesis y los impactos. […] Yo misma, Mario, ¿no te dije
yo misma mil veces que buscases un buen argumento, sin ir más lejos el de
Maximino Conde el que se casó con la viuda aquella y luego se enamoró de la
hijastra?
Pues nada. No hemos cambiado
nada, seguimos buscando un buen argumento, libros que se convierten en
películas o series. Guionistas que escriben libros que lo único que hacen es
rodar a través de asesinatos y más sexo (George R. R. Martin).
Pidiendo asilo, viendo que el
papel la había abandonado, la literatura encontró su fuerte en la Red.
Baudelaire veía la metrópolis como algo oscuro y complejo que trataba al ser
humano con grandes desigualdades. En cambio, Internet no es un lugar hostil para
aquellos que lo conocen (los que lo desconocen lo temen y lo injurian, pero
todos sabemos que son una especie en extinción). De este modo, han aparecido una
caterva de sitios, lugares, escritores que no han encontrado cabida en el mundo
editorial por no haber prostituido su literatura. Esta gente, estos lugares son
la nueva literatura. Lo resume perfectamente Hernán Casciari,
uno de los padres de este tipo de literatura en su charla TED.
A partir de aquí, lo que hemos
logrado ha sido encontrar un tipo de literatura completamente nueva, que sale
de los cánones de las editoriales, lo que hemos dado en llamar: la PRIMERA
LITERATURA LIBRE. Ya no son novelas, cuentos y poesías; no, esta vez tenemos
auténtica libertad creadora que une todos los géneros literarios conocidos y
otros que no sabríamos dónde encuadrarlos. Este tipo de literatura es
universal, tiene una comunicación directa con el público, debido a su
gratuidad, ya que huye de la codicia. La distribución ha desaparecido, se “ha
matado al intermediario”, por eso no tiene ni publicidad, ni subvenciones, y sí
una alta calidad. El objetivo de todos estos autores es darse
a conocer, ser leídos.
La edición ha perdido, el papel
ha perdido, ya no es literatura, es un culebrón. Ahora mismo, el mundo de
Internet es tan grande que sería imposible cortarle las alas (incluso ya hay subliteratura dentro de este nuevo género: Vicent Finch). No pasarán a la
historia de la literatura ni Dragó, ni Etxebarría, ni siquiera las nuevas obras
de Reverte, que un intento desesperado de no caer en el olvido eterno ha
intentado modernizarse. Será más recordado por los artículos, por sus tweets, que por las nuevas obras. Delibes supo modernizarse, pasó de la literatura
existencial (La sombra del ciprés es
alargada), a la literatura social (El
camino) y llegó a la literatura experimental (Cinco horas con Mario o Los
santos inocentes). Reverte, desde El
húsar y El capitán Alatriste,
vendió su literatura al placer del mercado, encontrándose a sí mismo, de nuevo,
en la red, formando parte de esta primera literatura libre, donde la codicia
capitalista ha desaparecido.
Ahora bien,
su obra no es la más importante de esta época. Este grupo lo forman personas
como el ya mencionado Casciari, Raúl Minchinela,
Xavier Àgueda, Juan Ramón Mora, Gretel González Picatoste,
Rafael Vives... y una
larga lista de autores que a través de Twitter, sus blogs, tumblr, wordpress…
han abarcado el amplio espectro de la primera literatura libre. Y sí, su nombre
es la primera, porque detrás de ellos hay muchos más, otros autores a los que aún les queda mucho por
decir: Mort, Oveja Man, el Barón Rojo...
Y ya
que estamos, a partir de ahora, comenzaremos a saber quiénes son el primer grupo
libre y olvidaremos a todos los que copan los escaparates.
Creo que me ha entrado algo en el ojo...
ResponderEliminarMal empezamos, Xavi. Ya somos un algo. Es el principio del fin.
ResponderEliminarMe sumo a la lágrima. :P
¡Maemía, qué nivel de lagrimeo!
ResponderEliminarPor la calidad de los lagrimadores quiero decir :D
Sobre ese "principio del fin" que comenta JRMora, habrá que estar atentos, no sea que la nueva ola se convierta en casta clásica y casposa y no nos demos cuenta.
Luiiiisss... Muy buena y acertada la entrada, sin embargo, no menospreciemos a los que aún sobreviven o a aquellos que intentan hacerse un hueco "a lo tradicional" -al menos permítemelo por nostalgia del olor que desprenden las hojas cuando las vas pasando... - y cuidado internet. Es cierto que ha supuesto toda una revolución dentro del mundo de la Literatura, que ha conseguido que sea esta más asequible y accesible al gran público, pero en un árbol tan grande también son muchas las manzanas podridas :P
ResponderEliminarY cuidado con la imprenta :P
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ResponderEliminarLe he dado muchas vueltas. He escrito y borrado el comentario en el blog como 10 veces. No se que poner. No me considero lo suficientemente inteligente o reflexiva como para contestar sobre un tema que me pilla tan "en bragas". Por otro lado soy de esas que escribe a través de las redes sociales, sin considerarse ni mucho menos, escritora y que cree que internet tiene dos cara(como todo)que prefiere leer en papel y cuida como oro en paño sus libros, a pesar de tener un ebook. como se come eso? pues con calma.
¿Un simple "me gusta" vale?
pues me gusta. Muy interesante artículo.
Pues yo me quedo con ganas de conocer aunque sea el borrador de esas ideas.
EliminarMuchas gracias en cualquier caso :D
La verdad es que el artículo ha logrado cimentar una idea que percibía indirectamente pero que no lograba ver y es esa idea de que la literatura ha huído de los libros. Aunque aún se editan libros de autores que te pueden revolver en el alma (Vila-Matas me fascina) son obras que no cuentan con la adecuada publicidad. No sólo por parte de las editoriales sino por parte de casi cualquier medio público en general. ¿Donde puede enterarse uno de que hay una buena novela de un autor que busque verdaderamente transmitir algo? en Babelia? alguien sabe qué es eso? alguien se va a parar a leer una revista de Literatura cuando la Literatura no interesa?
ResponderEliminarCon echar un ojo la evolución de la literatura vemos fácil que la idea del Mecenas, de aquella persona/institución/estructura que pagaba dinero simplemente porque la cultura era algo a potenciar, ha desaparecido, no existe ya esa figura, ni pública, ni privada...o mejor dicho, no existe esa figura de los viejos tiempos que ha desaparecido y son las personas como Casciari las que abren una nueva vía. En cualquier caso estas nuevas perspectivas como la de Orsai o las que internet brinda me resultan alentadoras, cuanto menos abren una vía que escapa del control de los grandes medios/editoriales.
Deseando leer los siguientes artículos :)
Me das qué pensar con lo de los mecenas. Por una parte (enlazando con el de sociología) todos lo somos, ya sea directamente (crowdfounding) o a través de la publicidad en internet. Y por otra, tal y como dices, Casciari es un mecenas "de la atención". Es capaz de utilizar su fama/prestigio para ayudar a otros autores. Y eso ahora es más importante que la financiación.
EliminarGracias pues
Lo del mecenas no deja de ser algo demasiado renacentista como para que se pueda incluir en el siglo XXI. Además, cada vez que un autor gana el premio Planeta (cien kilos de las antiguas), los autores no escriben mejor, de hecho, hay quien ha dejado de ser un buen autor. El ejemplo más interesante es Espido Freire, que con "Irlanda" (que se tradujo a varios idiomas) se presentó como una de las autoras con más expectativas; cuando ganó (la autora más joven) con "Melocotones helados" las ilusiones que se crearon desaparecieron, convirtiéndose en una mercenaria más. Los mecenas crean mercenarios, no intelectuales.
EliminarSupongo que la discusión va más por ponernos de acuerdo con el término. ¿Llamamos mecenazgo al crowdfunding (ejemplo y otro) y a Orsai/Casciari?
EliminarMe da que van a surgir cuestiones parecidas con otros términos... ¿los RT y el muro de Facebook son formas de distribución, de marketing, ...?