martes, 20 de enero de 2015

Sobre la subliteratura en Internet

Desde que leí La muerte de Artemio Cruz y sentí auténticos impulsos de "invadir Polonia" (entiéndame mi entorno la idea), comprendí que la lectura actual destronaba las ideas de mi cabeza e inculcaba otras, que en otro momento podrían ser sustituidas. Es increíble lo voluble que me convierte casi cualquier obra. Si la lectura no me provoca ningún cambio, es lo que denomino subliteratura.


Ese breve proceso de cambio no permanente, pero que puede devolverme a otras épocas o a otros estados y a otros momentos; ese estar en dos sitios a la vez, en dos ideas, posiblemente contrarias entre sí, eso es la literatura.
Los poderes de quienes debemos ser, trabajan duro, atontándonos hasta la muerte. Entonces, para defendernos y luchar para no asimilar este atontamiento en nuestros malditos procesadores mentales, tenemos que aprender a leer. Para estimular nuestra propia imaginación. Para cultivar nuestra propia conciencia, nuestro sistema de creencias. Todos necesitamos estas habilidades. Para defendernos. Para preservar nuestras mentes.
Libros como El secreto, El código da Vinci, Los pilares de la tierra o Los misterios de París no son más que ejemplos de esa literatura vacía que llena nuestras librerías, que se contonea por las mesas de las novedades y se pierde en la propia memoria de quien ha malgastado su dinero. 
Cuando lees a Casciari, o esperas la nueva idea del Listo, cuando te decepciona un comentario de JRMora es entonces, y solo entonces, cuando comprendes la verdadera importancia de Internet en nuestro mundo. 
Cuando veo los vídeos de Vincent Finch, tengo en mi recuerdo frases que me han hecho gracia, opiniones que me han suscitado aversión e incluso gratos recuerdos. Eso sí, Vicent Finch no me da nada, solo me distrae, me desocupa de mi apatía, algo así como cuando me quedo mirando el infinito. En cambio, Repronto, por ejemplo, permite que me transporte a varias ideas diferentes, me lleva a libros, me conduce por un camino, no me deja tirado en la cuneta.

Por eso, cuando veo las tasas que se imponen en Internet (la única forma real de censurar) no puedo evitar pensar lo aburrida que sería la vida sin opresores que con los ojos vendados dan golpes a una piñata que no deja de darnos caramelos.

5 comentarios:

  1. Vamos al tema, que ya le tenía ganas.

    Sigues definiendo el concepto en relación a ti, lo cual me lleva a entenderlo como una simple opinión o como una cuestión estadística de las opiniones de todos. Sigue siendo un "lo que a mí me XXXX" con un XXXX diferente. Hemos pasado de "me gusta" a "me provoca cambio". Y eso es muy circunstancial. La Dragonlance (literatura fantásitica juvenil, rollo Tolkien-explotation) puede ser un buen ejemplo. Para quien no haya leído nada sobre literatura fantástica puede suponerle un "universo completamente nuevo y complejo de razas y sociedades". Pero para quien ya se haya machacado a Tolkien y Terry Pratchett es más probable que resulte previsible, tópico y repetitivo.

    Por otra parte, al llevarlo a un entorno más macro, aplicándolo a sociedades y épocas en vez de a individuos, surgen mecanismos ajenos a la literatura que condicionan que las obras calen y perduren. Me gusta mucho lo (poco) que voy entendiendo de Foucault en este sentido, pero como todavía no me siento capaz de explicarlo, voy a utilizar algo más asequible y que tú has mencionado: las Reflexiones de Repronto y sus "Figuras y Princesas":
    http://minchinela.com/repronto/2013/11/15/capitulo-53-figuras-y-princesas/

    Cada vez me gusta más "subliteratura" como concepto a destruir, me agrada las cuestiones que saca a discutir, pero ya soy muy escéptico con encontrarle un uso al término.

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  2. ¿Un vaso medio vacío es arte? ¿Estamos ahí?

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