viernes, 16 de agosto de 2013

Sociología de la Primera Literatura Libre

En un famoso experimento de los años 70, pillaron unos cuantos niños, los separaron en dos grupos, y les hicieron jugar con unos rotuladores de colores. A los niños de uno de los grupos les dieron luego caramelos, a los del otro grupo no. Después observaron el comportamiento de esos niños en su tiempo libre, en el que podían jugar con un montón de juguetes diferentes, y vieron que los niños de uno de los dos grupos mostraron más tendencia a seguir jugando con los rotuladores que los del otro grupo. La psicología tradicional hubiese apostado a que los niños a los que más les gustarían los rotuladores serían aquellos cuyos dibujos habían sido recompensados con caramelos, pero lo que sucedió fue precisamente lo contrario: los niños cuyos dibujos habían sido recompensados se pusieron a jugar con otros juguetes porque habían interpretado que haber estado dibujando había sido una especie de trabajo. Los otros habían interpretado que habían estado dibujando porque sí. Al no tener recompensa, sus mentes dedujeron que en el hecho de dibujar había una recompensa intrínseca.
Esos niños ya me cayeron bien la primera vez que leí sobre el experimento, porque me pareció que le daban una contundente patada al culo a todos los listillos que tratan de simplificar el comportamiento humano en base a estímulos pavlovianos, pero tardé un rato en darme cuenta de que también me habían caído bien porque me sentía identificado con ellos: mi caramelo también eran mis propios rotuladores.
Xavier ÁGUEDA, 10 años de El Listo


La valoración de la motivación artística por encima de la económica no es algo reciente, de ahí el concepto de arte por arte o arte dionisíaco, donde la belleza era el único elemento destacable. Sí lo son las herramientas que permiten una publicación con un coste muy cercano a cero, que han permitido a muchos autores amateur desarrollar obras a un nivel profesional, y en algunos casos de forma notable.


Esto se ve reflejado en el rechazo a la publicidad por parte de la blogosfera, que prefiere aislarse frente a la industria, demonizada desde diferentes puntos de vista muy heterogéneos y contradictorios en algunos casos. El aspecto personal que transmite una obra cuidada por sus autores toma más valor que la "profesionalidad técnica" de las compañías, que más allá del poder capturado a través de las rentas, no tienen ningún valor añadido que ofrecer. Es la mejor forma de matar al intermediario que decía Hernán Casciari.


Esta independencia técnica se da gracias a procesos que podemos llamar mágicos si atendemos a la tercera ley de Clarke. Cualquiera puede maquetar un blog, la distribución es inmediata y paypal un punto de venta ubicuo. Incluso algo tan simple como los RT en twitter o los compartidos de facebook se pueden ver como revistas personales que todos publicamos continuamente, todos somos editoriales, también los lectores. Antes los autores dependían de la industria para cubrir esas necesidades. Desde luego quedan todavía tareas que requieren de ciertas capacidades más o menos técnicas. El corrector ortográfico no es infalible, por poner uno de muchos ejemplos, de manera que el autor adquiere mayor responsabilidad, empujando a una mayor dedicación y cuidado. Los errores siguen apareciendo en el arte final, pero no está tan claro que en mayor medida que cuando la industria se ocupaba de todo.


Las colaboraciones entre autores y los proyectos comunitarios se dan de forma distribuida, sin intermediarios técnicos o profesionales. Y cada receptor, que lo somos todos ahora mismo, puede formar su propia cartera de articulistas, cronistas o escritores. Tanto los emisores como los receptores, tienen control sobre cualquier elemento de la comunicación. Que sea en internet donde leemos a  Vila Matas hablar del rechazo editorial produce cierta sensación contradictoria. ¿Acaso Wordpress tiene algún filtro de selección al abrir un blog?


Frente a esto, y una vez conseguida una distribución prácticamente universal, la cuestión económica se resuelve a través de diferentes estrategias: un gran grupo de autores rechaza frontalmente la profesionalización y mantienen trabajos no literarios como fuente principal de ingresos (véase el artículo donde aparece el texto de cabecera), otros sí entienden la literatura como su ocupación profesional pero rechazan la comercialización de la industria (véase Otro rechazo de Ezcritor). Algunos siguen mantienendo relaciones profesionales con la industria, pero casi siempre innovando en la búsqueda de nuevas formas de ingresos (véase Trash entre amigos,  o Cine Basura). Estas diferentes posturas, y todos sus grados intermedios, comparten esa valoración de la motivación artística por sí misma. En la selección de los proyectos profesionales se lleva al extremo la preferencia por aquellos que más se disfrutan al realizarse.


La frontera entre ocio y trabajo se vuelve muy difusa. Lo que comienza siendo un juego puede acabar dando dinero, y todo lo que da dinero debe resultar entretenido. En los blogs se mezclan las obras publicadas, temas personales, temas profesionales no literarios y el ocio en cualquier campo; una peor calidad técnica, y no en todos los casos, se ve compensada con un estilo personal que se percibe de forma más transparente.


Una de las cuestiones que nos ha surgido al plantearnos el estudio es lo difuso de estas fronteras. ¿Dónde ponemos el límite entre obra y vida personal cuando aparecen mezcladas? Podríamos no limitarlo y estudiar ambas, pero para una primera aproximación sí que intentaremos discriminar según el criterio que vayamos desarrollando. Y esta experiencia puede que aporte conclusiones por sí misma. Esta cuestión resulta más obvia aún al fijarnos en el uso que se hace de las redes sociales. La mayoría del público se limita a reacciones binarias (sí/no, me gusta/no me gusta, RT/no-RT), pero para una minoría no desdeñable, y sobre todo para los propios autores, las redes sociales son solo un catalizador de sus relaciones personales. Estas pueden resultar muy profundas en los comentarios de los blogs y por supuesto también en entornos AFK como las convenciones de cómic. ¿Dónde está la separación entre colaboración profesional y relación personal? Sin herramientas que permitan una comunicación masiva fuera del entorno resulta más fácil definir el círculo personal de un autor, ahora es mucho más ambiguo.


En el fondo no es más que la aplicación de planteamientos como la Netocracia de Alexander Bard o la Ética hacker de Pekka Himanen, y algunas de sus causas se deben al carácter distribuido que ha adoptado como forma la red social y en casos como este, la profesional. Para explicar el concepto de red distribuida, la mejor herramienta es el siguiente gráfico de Paul Baran donde se representan las redes centralizadas (mundo clásico pretelégrafo), descentralizadas (mundo moderno) y distribuidas (internet).




Una de las características de este último tipo de redes es que nadie puede ejercer la censura. Siempre existen canales alternativos para transmitir la información a cualquier nodo de la red, diluyendo enormemente las jerarquías. Es discutible si globalmente nos encontramos en un escenario realmente distribuido, pero donde más hemos avanzado es en lo relacionado con la información.


Lo que muestra esta realidad es que los autores han perdido los referentes que tenían en el siglo XX. Ramón Gómez de la Serna, creador de las greguerías y fundador de la revista Prometeo, uno de los genios vanguardistas españoles más importantes, gracias a lo acomodado de su familia logró traer el siglo XX a España; fue capaz de editar una revista donde escribieron los autores más destacados de la Edad de Plata española. Hizo del arte su vida, sin llegar a preocuparle la economía. En nuestro escenario, esta tarea de difusión no debe luchar contra la escasez, ya que el medio digital ofrece una abundancia prácticamente infinita donde la competencia se centra en la atención. Por su parte, la industria sigue interesada en esa escasez (de nuevo el poder de las rentas), poniendo trabas a la difusión del ebook, u ofreciendo plataformas que limitan la oferta de blogs. Por eso mismo, hablamos de la Primera Literatura Libre, un tipo de literatura donde los mecenas, caciques y censores del siglo XX han desaparecido y a cambio tenemos un gran número de escritores con su número de lectores. Cada cual que elija su arte.

4 comentarios:

  1. Sé de buena tinta que a ti no te "educaron" con caramelos. Bien, si el resultado (tú) es el que es, tus educadores parece que acertaron. ¿Te suena: "si haces algo hazlo bien, disfruta"?
    Por otro lado creo que hay una diferencia entre los sujetos. A mí, por ejemplo, me cuesta mucho compartir mis "obras", en parte por dejadez, en parte por timidez y en parte para no fracasar socialmente. En fin, que hay quien está fuera de esta "imprenta tecnológica" pero la entiende y se beneficia de ella.
    Un buen artículo, sí señor.
    Un saludo y que no decaiga.

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    1. Sobre estar fuera de la imprenta tecnológica, deberías mirarte lo del blog y al menos uno de tus libros, jeje. Cualquiera te confundiría con la juventud de ahora :D

      Y sobre mi educación, cuando me he ido encontrando con estas ideas por el camino me han resultado familiares. Un adjetivo que explica a la vez las causas.
      ¡Gracias pues!

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  2. Madre mía, no mezclas ideas ni na...

    No soy mucho de comentar por estos canales, ya lo sabéis, pero me parece muy interesante vuestra iniciativa, así que me he propuesto hacer lo que pueda.

    En primer lugar, he de reconocer que me parece más que loable el proyecto que estáis emprendiendo. Loable y muy complejo, por lo que solo espero que antes de nada hayáis definido muy bien las líneas que van a guiar vuestra selección (entiendo que no será una mera recopilación de "autores libres"; ya el término en sí parece difuso teniendo en cuenta, como reconocéis, que entran en juego creadores que también publican de forma tradicional).

    En segundo lugar, sobre la "cuestión económica", deshaciéndome de unos mil recortes de periódico que tenía guardados aún, he encontrado este sobre José Jiménez Lozano (http://elpais.com/diario/2002/11/03/cultura/1036278003_850215.html ) en el que ya defendía algo que tratarais en otra entrada: la fuerza de la maquinaria industrial sobre el objeto artístico. Él lo resuelve fijándose en el escritor y en lo que llama su "mirada única y distante". Me parece igualmente interesante la parte en la que habla de los demonios del artista.

    Por último, ante la afirmación de que los nuevos autores han perdido sus referentes, no estoy para nada de acuerdo. Creo que hoy en día es mucho más difícil definirlos, pero imposible no encontrar reminiscencias concretas y aun chiquititas (o "coixet" ;) ) en cada escritor. Ten en cuenta que es precisamente lo que define nuestro mundo: el bombardeo constante e ingente de información. Hoy en día no existe la mente pura que parta desde la más absoluta nada para crear.

    En fin, creo que por hoy está bien de "ocio activo". Sin embargo, no prometo no volver...


    P.D. No tengo ni idea de cómo añadir en condiciones los enlaces, así que espero que me perdonéis por el de antes :)

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    1. >> Madre mía, no mezclas ideas ni na...
      Bueno, estos son los primeros bocetos, si resulta demasiado confuso es bueno saberlo. Habrá que trabajarlo para que queden más comprensibles las ideas principales.

      Creo que se me da mejor esquematizar que redactar, así que ahí va un intento:
      - Cambio de contexto (tecnológico), con un acceso universal y coste cero a las herramientas hasta ahora disponibles sólo para la industria (gran escala). Con las siguientes consecuencias:
      1. Mayor libertad y control para los autores.
      2. Mayor responsabilidad y carga de trabajo para los autores.
      3. ¿Menor calidad técnica?
      4. ¿Mayor calidad artística?
      (a 3 y 4 yo por ahora respondería con: mayor diversidad, más "mejores" y más "peores")
      5. Fronteras más difusas entre ocio/trabajo:
      5.a. Mayor valoración del placer en la creación.
      5.b. Diferentes reacciones a la cuestión económica. La distinción entre amateur/profesional también se vuelve más difusa.
      6. Otra frontera que se difumina: vida personal/obra.
      - Relaciones de autores con otros autores y con el público. Tomando las redes sociales como el medio más accesible a ser estudiado.
      - Netocracia y Ética Hacker como referentes obvios.

      >> Loable y muy complejo, (...) entiendo que no será una mera recopilación de "autores libres"
      Según el jefe la recopilación de autores libres es un paso previo al análisis del movimiento en sí mismo. Aunque este artículo se salta un poco el plan.

      >> entran en juego creadores que también publican de forma tradicional
      (Aparte de la obviedad de poder estar metiendo la pata hasta el fondo) yo sí creo que va a ser difícil encontrar autores libres dentro de la industria. Sí que muchos de ellos se relacionan con la ella, pero intuyo que estarán lejos de vivir "dentro de la industria".

      >> Del artículo sobre Jiménez Lozano:
      ¡Gracias! A la lista de enlaces.
      Además entra en esa parte literaria que todavía no hemos abordado. El "¿es posible la poesía después de Auschwitz?" creo que tiene mucha chicha. Queda ver si la repuesta se queda en el post-modernismo o avanza algún pasito más.

      >> Por último, ante la afirmación de que los nuevos autores han perdido sus referentes, no estoy para nada de acuerdo
      Pues eso también es culpa del jefe. No quise discutirle, pero ya tengo excusa para hacer presión.

      Muchas gracias por las repuestas. Durante el poco tiempo que llevo escribiendo una de la pocas cosas que he aprendido es la importancia de los lectores en el proceso :D

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