miércoles, 14 de agosto de 2013

El daño que hace Lázaro de Tormes

Pues sepa Vuestra Merced, que cada año que pasa vamos creando niños que comprenden que para ser algo en la vida debes mentir, engañar, robar, provocar, chantajear, huir… Cada tratado del Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades es una pequeña sucesión de malas acciones que te llevan a adorar a un chiquillo al que la vida le ha hecho rebelde.

Todos los que hemos podido estudiar en profundidad esta obra sabemos que el protagonista entra en ella siendo un niño inocente y sale como un verdadero cínico, ladrón y pícaro. La sociedad le ha trasformado, ha matado al buen salvaje que llevamos dentro y lo ha convertido en un cabrón (literalmente). Si al niño le mostramos al pícaro como un tipo social español al que imitar, estamos criando pícaros. No podemos sorprendernos ni echarnos las manos a la cabeza cuando descubrimos a un Bárcenas, un Roldán o un Dioni. No dejan de ser pícaros actuales, adaptados a los tiempos, personas que gracias a sus habilidades han conseguido alcanzar una posición estable. Y no nos confundamos, lo único que son con total seguridad es ladrones. Mienten, roban, engañan, provocan, chantajean, huyen…

¿Y qué esperábamos? Día a día los españoles nos hemos especializado en pequeñas mentiras, pequeños robos, pequeños engaños, pequeñas provocaciones, pequeños chantajes y pequeñas huidas. Lázaro de Tormes comía las uvas de tres en tres. Este tratado, el del ciego, uno de los más populares y universalmente conocido, describe la verdadera naturaleza del español que ha matado a su buen salvaje. De un golpe en un verraco, el español se convierte en aquel que sabe “un punto más que el diablo”. ¿Qué podemos esperar de una sociedad así? Nadie ve como mala esa enseñanza: que sepamos defendernos de nosotros mismos. ¿No vemos realmente al ciego como al peor profesor que un niño pueda tener? Aun así, a día de hoy, seguimos enseñando en los colegios al pícaro, no como el mal hombre en el que se ha convertido, sino como el hombre al que se puede llegar a ser. “Seguramente has sido criado de un ciego.”
Todos los españoles somos los criados de un ciego: “Este dinero es mío”, dicen los españoles en la cola del paro, “qué cabrones son los de Hacienda”, dicen mientras declaran lo que tienen que pagar, “pide una subvención”, dicen los agricultores que no recogen su cultivo, “monta una clínica privada”, “manda este medicamento”, dicen los médicos… Todas las profesiones llevan al hombre a acabar engañando en beneficio del dinero. ¿Realmente nos sorprende que haya sobres circulando en B? ¿Alguien no ha cobrado alguna vez en su vida en B? Y que no me malinterprete tan agradecida Vuestra Merced, no excuso ni apruebo ningún tipo de conducta. Solo informo, por si tu maestro alguna vez fue ciego, que el pícaro se hace, no nace.

Por eso, el arquetipo social español, eso de ser los moros de Europa –y que nadie me odie por este comentario sin maldad alguna–, debe desaparecer. El colegio que presente a Lázaro de Tormes como un tipo social al que admirar es un colegio que cría sinvergüenzas, cabrones y pícaros que algún día acabarán mintiendo, robando, engañando, provocando, chantajeando, huyendo y sepa Dios qué más cosas. Y de lo que de ahí en adelante les pase a los españoles ya avisé a Vuestra Merced.

2 comentarios:

  1. Menos con el término "buen salvaje", ¡muy de acuerdo!

    ResponderEliminar
  2. Crul, sabía que eso te iba a chirriar. El artículo muy bueno Luis.
    Grande.

    ResponderEliminar