Cuando el maestro Félix de Azúa estudia a Baudelaire hace un análisis de su obra basándose en el concepto de la metrópolis.
Básicamente viene a decir que la nueva ciudad, el París de
mediados del siglo XIX, era una ingente masa de edificios y desigualdades
sociales que permitieron la creación de Las flores del mal y con ellas del Simbolismo.
Por otro lado, el profesor Santos Alonso analiza la literatura española de 1975 a 2001; en este análisis comprende que “la novela, puede ser contemplada hoy,
fundamentalmente, desde un punto de vista económico y concebida, en primer
lugar, como un producto industrial de consumo, al igual que las demás
actividades culturales: el cine, la música, la pintura, la danza, etc.”. Hasta tal punto ha llegado a ser
esto así, que dentro de las personas más ricas del mundo se encuentran varios
autores que han vendido millones de ejemplares (Stephen King, J. K. Rowling o Carlos Ruiz Zafón); autores que han logrado vivir de lo que escriben
(y vivir muy bien). No hace falta recordar, que en el mundo del arte, el que triunfa económicamente, suele acabar olvidado literariamente hablando.